Procrastinar es una forma de evadirnos de nuestras obligaciones. Cuando procrastinamos estamos usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar.
Si estás atascado en un círculo de procrastinación que te impide seguir adelante con proyectos en tu vida profesional o personal, es importante que entiendas la raíz del problema:
Para ello, lo primero que debes hacer es identificar las causas que te llevan a procrastinar.
Existen diferentes razones para procrastinar. Según la razón que te lleva a posponer tus tareas, puedes implementar distintas estrategias para sobrepasarla y avanzar en tu trabajo. En este sentido identificamos tres razones principales:
1. El miedo a cometer errores
Los beneficios de alcanzar una meta suelen ser fuente de motivación. Sin embargo, la inseguridad y el miedo pueden menguar la motivación y el ímpetu, incluso cuando los beneficios son evidentes. En estos casos, una estrategia es enfocarse en los riesgos y las consecuencias negativas de no hacer cierta tarea. De esta forma, nos daremos cuenta de lo que podemos llegar a perder si seguimos procrastinando.
2. La falta de deseo
Hacer algo cuando no te apetece hacerlo es perfectamente posible. E incluso en los días de mayor decaimiento, es posible recurrir a la fuerza de voluntad y cumplir con tu trabajo. Una estrategia muy útil en estos casos, es centrar nuestra atención en el tipo de persona que queremos ser y en las cualidades que nos permitirán serlo. Por ejemplo, si quiero ser una persona que se siente realizada, debo tener cualidades de ‘disciplina’, ‘enfoque’ y ‘diligencia’, y completar esas tareas que no me apetecen es el camino para sentirme así.
3. Las tareas aburridas, difíciles o desagradables
Cuando el trabajo es demasiado difícil, vale la pena reorganizarlo según tus capacidades o buscar ayuda. Con las tareas que no te agradan, puedes planificarlas usando la fórmula “si… entonces”. Esto significa programar el cumplimiento de una tarea como respuesta inmediata a otro evento. Una tarea programada a partir de esta fórmula sería la siguiente: “Si son las tres de la tarde, dejaré la actividad que esté realizando y empezaré a redactar el informe mensual”. Cuando sabes en qué momento vas a terminar cada tarea, es mucho más fácil que llegues a completarla.
Harvard Business Review, Daniel Goleman, Rasmus Hougaard y otros
Uno de los principales retos del liderazgo es la atención. Para superarlo, lo primero que debe hacer un líder es aprender a enfocar correctamente la suya. Este libro explica cómo fortalecer tu capacidad de concentración, gestionar la atención de tu equipo y romper el ciclo de distracción.
La importancia de lograr concentrarse en algo va mucho más allá de la simple productividad. El enfoque profundo te permite guiar a los demás con éxito, mantener la lucidez en medio de la incertidumbre y aumentar tu sentido de realización profesional. Pero las fuerzas que desafían la concentración sostenida son múltiples y van desde los dispositivos móviles, la política de oficina y las preocupaciones cotidianas de la vida.
Enfocarse constructivamente en uno mismo y en los demás permite que los líderes cultiven los elementos principales de la inteligencia emocional y obtener una comprensión amplia de cómo se relacionan con el resto del mundo que les permita mejorar sus habilidades para diseñar estrategias, ser innovadores y tomar responsabilidades.